jueves, 28 de febrero de 2013

Punto de Vista: Eduardo Couthino

En la última entrada hablamos de Thomas Heise, uno de los directores homenajeados en la sección ‘Retrospectivas’ del festival Punto de Vista, pero también dijimos que Eduardo Coutinho ocupó un lugar muy importante en el festival. Por lo tanto, hoy conoceremos un poco más al director de cine brasileño.

La actividad profesional de Coutinho se desarrolla en múltiples campos, como el derecho, el teatro y el periodismo. Ha dedicado toda su vida a los medios de comunicación, su primer contacto con el cine se produce siendo editor de la revista Visão. Tras el éxito cosechado con el documental “Cabra marcado para morrer” de 1984, decidió entregarse al mundo del cine.

Es un nombre esencial en el documental latinoamericano. Su trabajo se caracteriza por un sesgo político a la hora de abordar con emoción y sensibilidad la vida cotidiana y subjetividad de las mayorías marginales. Es, al igual que Thomas Heise, un director comprometido con las causas sociales y  hace uso de sus documentales para mostrar la historia que los libros no cuentan. La historia desde las personas de a pie.

“Cabra Marcado para Morrer” de 1981 es una de las obras que pudimos ver en el festival. En 1962, el líder de la liga campesina de Sapé, João Pedro Teixeira, es asesinado por orden de unos terratenientes. En 1964, Eduardo Coutinho comenzó a rodar una reconstrucción ficcional de su vida y del compromiso político que le llevó a la muerte. La filmación, con la participación de los campesinos del Ingenio Galiléia y la viuda Elizabeth Teixeira, es interrumpida por el golpe militar del 31 de marzo de 1964. Diecisiete años después, en 1981, Coutinho retoma el proyecto y busca a Elizabeth Teixeira y a otros participantes de la película interrumpida. El tema central se convierte en la trayectoria de cada uno de ellos, quienes, alentados por la cámara y la revisión de las imágenes del pasado. Elizabeth, escondida desde 1964 en el interior de Rio Grande do Norte, se había cambiado de nombre y vivía con uno de sus diez hijos. Con la filmación, Elizabeth sale de la clandestinidad y retoma su identidad, para tratar de reconstruir su vida y la de su familia.

Éste trabajo de Coutinho no fue tanto de nuestro agrado, si lo comparamos con el que más adelante mencionaremos. El tema en sí era interesante y una manera de ampliar conocimientos sobre la cultural brasileña, pero hubo dos aspectos que sobre todo influyeron de manera negativa. El hecho de que el documental fuese extenso (2horas) con un tema desconocido y que tuviésemos que depender de la lectura de los subtítulos para poder seguir la historia. No llegó a satisfacernos, nos resultó monótono y denso.

Por el contrario pudimos ver otra obra que si nos gusto, en el que se nos mostraba el lado más sentimental y más puro. Se trata de “As Canções” (Las Canciones - 2011). Sentadas delante de la cámara, filmadas en primer plano con un fondo negro, dieciocho personas cantan las canciones que marcaron sus vidas y cuentan las historias ligadas a ellas. Son historias del corazón, de rupturas, de reencuentros, de traiciones, de muerte, de finales felices. Son historias reales contadas en primera persona. Historias que llegan a conmoverte.

Coutinho sabe provocar y sabe dar la voz a sus sujetos; su amor genuino por la narración oral y el mundo popular, le permite construir las historias más fascinantes a partir de los recursos más elementales. Su obra parece basarse en una idea muy sencilla; un único espacio, una silla, un entrevistado, un entrevistador, una cámara. Pero es mucho más que todo eso, es una historia, un sentimiento que traspasa la pantalla y consigue embaucarte. 



“No me importa tanto si el relato o el testimonio que cuentan es del todo exacto como que la emoción sea genuina. A la cámara no se le puede engañar”
Eduardo Coutinho

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